¿Estarías dispuest@ a soportar una mentira con tal de tener cerca a esa persona que crees amar? ¿Acaso hay una esperanza de que esa persona recapacite y todo vuelva a ser como antes? ¿Realmente merece la pena seguir al lado de alguien que ya no te quiere? ¿Es tan grande el miedo a estar sol@ que preferirías vivir una mentira?

En el 2011, el actor, compositor y cantante francés Merwan Rim lanzó el single Mens-moi (en español: Miénteme) que es tal vez la representación de ese momento humillante en el que no nos importa encerrarnos en una falsa burbuja con tal de quedarnos con esa persona, aunque esta ya tenga otra pareja, nos haya sido infiel o simplemente ya no sienta nada por nosotros. En esa desesperación no somos capaces de respetarnos y damos excusas que solo buscan atarnos a una probable desgracia. Este caso lo he percibido constantemente en la sociedad machista latinoamericana: mujeres que «por amor» perdonan todo y permiten todo, con tal de no estar solas. Ya sea por conveniencia económica o para asegurar el bienestar a sus hijos, quizás por una peligrosa obsesión que tiene que ver con complejos que nunca fueron afrontados, o, por último, por temor al rechazo (como pasaba en el siglo pasado).

La peor soledad es sentirse solo estando acompañado

El precio de una mentira, aun siendo pequeña, siempre es muy alto. Pero, volviendo a la canción, bajo esas circunstancias que parecen aterradoras, la mentira se luce como la mejor opción. Les dejo mi traducción (con las disculpas respectivas a quienes hablan mejor el francés que yo) y mi interpretación de esta peligrosa voluntad.

Pero no será como antes, por más que día a día intentes convencerte de ello. Solo postergarás una situación que no quieres afrontar, como darle más cuerda a un reloj que de todas maneras se detendrá. ¿Perdonar una traición? Nadie se merece si quiera una mentira menor. Y no digas que es «el Amor» porque eso es de dos y no de uno solo.

Interesante: Preferir una mentira a escoger el camino, a decidirse y a tomar las verdaderas riendas de una vida. Es así, la poca valentía hace caer en este peligroso lío. ¿Acaso no hay otras opciones?

Es que tenemos tan empequeñecida el autoestima que somos capaces de conformarnos con un ‘te amo’ falso. Y creer –o permitir que nos hagan creer– que fue nuestra culpa. ¿Qué más da? Si es que ya es irremediable, ¿para qué seguir? ¿Es que el deseo es más fuerte que nuestra propia voluntad? No debemos justificar los errores.

He aquí la resignación. Por favor, todos merecemos, como mínimo nuestra libertad. Si ya no hay sentimiento entre los dos: ¿Para qué esforzarse en hacernos más daño camuflándolo con mentiras y silencios? Siempre habrá otro camino, es solo cuestión de decidirnos aunque parezca difícil. No hay porqué tenerle miedo a la soledad, es la única forma de conocer y reconocer cómo estamos. Retomando amistades, recuperando libertades y volviendo a nuestras raíces, a aquellas pequeñas cosas que nos hacían felices.