Una noche inesperadamente apareciste. No sé realmente si fui yo quien te buscó o si fuiste tú la que me sorprendió. A diferencia de cualquier intervención previa, esta vez no hubo heridas abiertas ni terceras partes en el medio que entorpecieran el reencuentro. ¿Qué pasó? –me pregunto como arrepentido y, desvariando, empiezo a soltar posibilidades al aire-. ¿Por qué ahora? (1) Podría ser por culpa de la fragilidad de la barrera entre ‘el olvido’ y ‘tu recuerdo’. (2) Podría ser por esa necesidad de estar con alguien, alguien como tú. (3) Podría ser el alcohol traicionero y haber respondido preguntas que involucraban nuestra historia, ese cuento mágico perteneciente al pasado… Todo da igual, sucedió y todo parece indicar que no será la última vez.
Esa noche me dio la oportunidad de ser yo mismo, ese que te encantaba a lo lejos, ese capaz de administrar tus sonrisas como un curador en una presentación artística, llenando las salas de un museo con ese arte que era para mí verte sonreír. Y en mi interior pude jactarme de seguir siendo único en tu vida, pese al tiempo y a lo que la vida hizo de nosotros. Esa noche me di cuenta de que jamás podré olvidarte por todo lo que hice por ti, y que la única forma de honrar lo vivido es siendo feliz a mi manera.
Esa noche te dio la oportunidad de que pudieras alcanzar mi corazón, desde lejos, traspasando la urna que lo protege. Me sorprendiste con tu cambio, una versión mejorada de ti misma que hasta la fecha creía imposible. Fuiste capaz de confundirme, por momentos, con todo ello que me gustaba tanto de ti. Y creí que eras un espejismo en el desierto de la soledad. Esa noche, al parecer, te hice dar cuenta de que no podrás reemplazarme y, además, que aquel pedido de volver a ser ‘como antes’ no tenía ya sentido, pues solo podríamos construir un futuro distinto habiendo dejado ese pasado de lado.

Françoise Sagan: He amado hasta llegar a la locura; y eso a lo que llaman locura, para mí, es la única forma sensata de amar
Y de pronto, esa sensación plena, que te abriga cuando estás disfrutando la compañía, me fue elevando. Pese a que quedaban puntos suspensivos, escapé de la despedida, jamás te volví a ver aunque quedaba nuevamente la estela de un posible reencuentro, esa ilusión que creí haber perdido. Fue en ese instante en el que me di cuenta que todo había sido un sueño y, consciente de ello, decidí despertarme.
Conclusión:
Tal vez este sueño peculiar me refleja como alguien preparado para salir al mercado sentimental. Sin arrastrar ‘el pasado con dolores’ ni el rencor, dispuesto a entregar nuevamente todo aquello que entregué y mucho más. Tal vez me toque decir que busco la versión 2.0 de ‘esa persona’, una mujer completamente loca. Pero en el fondo sé que será alguien totalmente nuevo. Y mientras tanto hoy, como en el sueño, ♫soy mi propio corazón. Las calles, mi vieja ilusión, el amor aún es mi canción. La canción de la mujer que yo espero en un rincón, mi torpe irrupción: Eso es por vos, dígame quién sos vos… Ahora que ‘mi vida’ quieres tu vida, y ya no estás…