Por esas locas ganas de querer arriesgar
Por ti que brillas solo para mí
Por todo lo que está por pasar en ti…
Una tarde a tu lado, tomando tu mano y diciéndote al oído cuánto me gustabas, te confesé que siempre supe que todo eso iba a pasar. -¿Por qué estabas tan seguro?- me dijiste sonriendo, incrédula pero embobada, con esa mirada que reflejaba mi serenidad. –Porque no es casualidad cuando uno lucha tanto por estar con una persona.- respondí casi inspirado por el inagotable estado de pertenencia que sentía estando contigo.
Antes de empezar a salir como novios pasamos por esa temporada indefinida en la que se disfruta de la compañía, la complicidad y hasta la seducción. Hecho un tonto, preparaba detalles para sorprenderte, detalles que hasta ahora guardas y recuerdas, y que nunca olvidarás. Y tú te dejabas llevar, por un camino que era imposible y que no era el de la amargura, todo lo contrario: parecía ser dulzura. Fantasía que era muy real, pese al tiempo y a las diferencias. Total, qué más daba, minuto a minuto se iba sintiendo ese deseo y ese querer. Las etiquetas que rondaban tímidamente para definir una relación sin igual. Me retabas a dar más, eso me gustaba. Era tu desconocido perfecto, el vicio de la curiosidad. El desarrollo de una historia ‘sin final’, sin saber lo equivocados que podíamos estar (o tal vez no).
Estar contigo pasó de ser un deseo a una necesidad, y es que así es el querer, lo confunde todo. Me olvidé de mí mismo para poner mis sentidos en función de ti. Un vicio, una atracción, tal vez un capricho. Estar contigo mordiéndome la lengua romántica, atándome las manos seductoras. Era temprano para «atacar» pero era tarde para arrepentirse. Una locura, lo más normal. La lucha por convertir tus Noes en Síes, la aventura de llegar hasta tus labios estaba empezando sin notificación anticipada. El romance arruinaría una bonita amistad pero permitiría que dos individuos descubrieran la entrega máxima, eso vale la pena. No más pasado ni más ilusiones con el futuro. Señores: este es el presente y toca vivirlo sin mayor compromiso que la sinceridad. Esa es la única garantía de un mañana con paridad. Allí vas a estar, allí estaré. Yo te cuidaré.
Conclusión
El enamoramiento una vez que ocurre solo puede ser detenido por la cobardía o la inmadurez. Arriesgar es, para muchos, algo no permitido en un mundo que exige seguridad. Las reglas, la ansiedad y las distancias hacen que permitirse desarrollar un sentimiento sea algo censurable: Tonterías. Si te toca, solo canta, llora, vibra y siente. Eso que te encanta tal vez no vuelva. Así no tengas la certeza de los sentimientos al 100%, así la estadística te diga que él no es para ti… olvídate de todo y sueña. Porque, aunque lo niegues, ya es tarde y piensas así: ♫Vivir allí con vos, crecer juntos los dos: Olvidarnos todo, morir de amor. Saber si hay vida normal afuera de mi soledad.
el amor es para valientes!!, y ademas es un sentimiento pero luego es una decision!
Es difícil decifrar los caminos del amor, si este los tiene. Pero, sin duda, la casualidad ronda ese camino….Creo que nadie planea enamorarse (o no hacerlo), esa es en realidad la unica premisa que defiendo…Llega y se va sin que lo pidamos.