Fui capaz de reciclarme antes de llegar a ti, para así poder entregarte lo mejor de mí.
Era tiempo de aplicar lo aprendido, de rendir cuentas con el cariño, de soñar despierto…
aunque solo fueran unas horas, un préstamo de la utopía: Creer que eras mía.
Algunas veces me he preguntado si en verdad existen las señales, o si solo son formas subjetivas para darnos valor y así arrojarnos al tobogán de la ilusión. Por ejemplo: buscar la cita perfecta, el momento adecuado; con el ocaso frente al mar y el sitio preciso para sentarse a verlo, quizás unas velas, un abrigo ligero –excusa para abrazarse luego-, música en común si es que la naturaleza no provee la suficiente calma, un entorno calmo o, al menos, libre de interrupciones, etc. La respuesta salta a la vista: las señales son parte de nuestros propios impulsos para atrevernos a hacer cosas nuevas, como cambiar de contextos o empezar relaciones. Entonces, ¿la valentía está en nosotros mismos?
Dame un pedacito de ilusión y me tendrás «así» de cerca, por un ‘gracias’ y un ‘te quiero’. Palabras tan sencillas que, en un mundo materialista, suelen teñirse con regalos atemporales o excusas mediáticas. Estas complicaciones las agregamos al sentimiento libre, muchas veces sin darnos cuenta, nublando lo que estaba claro. Sin embargo, ¿qué hay del coraje mismo de salirse de uno mismo? ¿Por qué no rompemos el molde un poquito? Por todos lados nos rodea el temor: Miedos de entregarnos para luego salir lastimados, miedos de no encajar tal y como somos, miedos de repetir historias, de no haber aprendido las lecciones, de quedarnos solos otra vez por temor a ser incapaces de volver a empezar. Son demasiados miedos, para tan poca valentía. Está claro que es por todo eso que pedimos una señal, un milagrito al santo o un buen consejo a nuestro amigo de turno. De esa manera podremos ‘compartir responsabilidades’.
En particular, considero que fiarse de señales -o de adivinos- es como dejar decisiones a lo que diga el azar: un simple lanzamiento de monedas. Y, siendo fiel a las estadísticas: ¿no es mejor hacerse cargo de ese 50% que es afrontar una decisión en lugar de dejárselo a la irresponsabilidad? La toma de decisiones las afinamos con el tiempo, pero no ocurre, sino, a base de «Prueba y Error», de instinto y de, quizás, exploración. Las señales las pondremos nosotros mismos cuando estemos seguros de que estamos por buen camino, o sentimos que esa persona merece la pena arriesgarse, o por diferentes motivos. Tal vez queramos creer que es algo ‘especial’ -para definir así a la persona indicada-, o solo creemos que necesitamos ‘ese empujón’ ajeno para salir con todo… ¡No hace falta esperar! ¡Hace falta actuar!
Conclusión:
Solo descubriremos de qué somos capaces de hacer cuando no esperamos nada más y simplemente lo hacemos. El amor espera eso de nosotros, por eso no debemos esperar al amor. Habrán afortunados que lo cazarán antes que nosotros, existiremos otros que viviremos diferentes historias para llegar a la trascendental. Son diferentes en tiempo y espacio, mas no en lo esencial. Solo hay que atreverse un poco, armarse y salir a cazar. ¿Existe alguien que saque tu lado valiente? para luego pensar que ♫Ahora me escondo y te observo y te puedo decir: «Yo mataré monstruos por ti, solo tienes que avisar»
Sólo el amor mueve montañas (el amor al dinero, al poder, a otra persona….) pero siempre es el amor.
Totalmente de acuerdo, aunque los valores que le asignemos a algunas cosas no sean correctos, al final «el amor siempre gana». Un abrazo
Te nominé para I am part of wordpres family award, entra en este enlace:
Tinteroypincel.wordpress.com-I-am-part-of-wordpress-family-award/2013/11/13
Felicidades
Como tú dices se arriesga en el amor cuando nos damos cuenta de que esa persona es «la persona», la que andabamos buscando. Y solo entonces nos fiamos y nos atrevemos…
No creo mucho en las señales pero sí en el instinto,… eso que creemos otra persona puede brindarnos. Alguna vez me he equivocado, pero te diré que no suelo fallar en mis calculos y suelo ver muy bien a cada persona.
Un beso.
Hay quienes ya pulieron la espada de la intuición tantas veces que desarrollan algo así como un sexto sentido… pero hay quienes apenas reciben un indicio de interés y lo confunden como señal… y hay quienes esperan ‘lo trascendental’ para recién movilizarse…. Lo simple sería simplemente arriesgarse 🙂 (pero, como adultos que somos, nos gusta complicarnos)
Un abrazo!
Probablemente no existan, pero las necesitamos taaanto para darle sentido a la vida…
¡De acuerdo! y por esa necesidad muchas veces hasta las ponemos donde no hay… incluso podemos tomarlas como hechos reales cuando son pura invención de nuestra cabeza…
Ay, cabecitas locas… 😉