tus ojos mirándome llegar con ilusión
tus brazos aferrándose a mí con pasión
tus labios conquistando mi trémula piel
tu sonrisa rompiendo todos mis paradigmas
pues tú, en mí, eres felicidad.

Jarabe de Palo – Menos que un amor, más que un amigo – Me cansé de hablar de amor y no hacerlo contigo
La primera vez que te vi no tenía ni idea de qué iba a pasar, tenías ese ‘no sé qué’, encantador y preocupante, porque hacías que pensara más de lo debido. Me sentía cohibido pero con esa curiosidad propia de los que buscan descubrir mundos nuevos, así fuimos conociéndonos, poco a poco, entre intrigas conceptuales y conversaciones triviales, complementando sin darnos cuenta nuestras almas, enriqueciéndonos y optimizando nuestra lucha por vivir. Evidentemente, algo comenzaba a cocinarse y mientras que los signos de interrogación bordeaban tu cabeza, yo apuntaba cual cupido hacia un solo punto: tu corazón.
Y es que ya no te dabas cuenta de cómo te miraba ya por esos días: como un acosador al estilo The Police – Every breath you take. –Loco tenía que estar- Está bien, exagero, nunca tanto, pero desde ese momento sabía que quería conocerte cada vez más y que, aunque lo disimulabas, te gustaba ese juego en el cual tú eras mi reina y yo tu señor, en ese trato ‘a la antigua’ que nos enredaba entre sonrisas y coqueterías. Luego pasaríamos por esa aventura de convertirnos en dos tontos cursis, disfrazando el amor, poniendo nuestros miedos y dudas por un lado para saber si pesarían más que toda esa confianza y el gran cariño que representaba nuestra compañía, resultando en victoria. Tácito, pero palpable, fue así, aclarando como el sol cada mañana, el amor. Y sí, aún recuerdo el momento exacto, tras una de esas épicas salidas en la que por fin encaramos. Tu empujón y ese tequila hicieron que por fin se cayera la barrera. Primavera, para variar, revelé lo que este blog y alguno que otro ‘tuit’ decían…
Te esperé, te busqué y decidí ya no hacer nada más que abrir las puertas, porque si tenías que aparecer lo harías sin que yo lo supiera. Te describí, te escribí, te conocí. Fue el tiempo un aliado y la luna una compañera celosa, pues por las noches ya no la vería como ahora te veo a ti. Te camuflaste como amiga, simplicidad y coincidencia, siendo previamente culpado de tener muchas. E incluso esa noche llevabas el cabello de la manera que me cautiva, sin que yo te lo hubiera dicho antes ¿Señales o destino? De cualquier manera, los latidos de mi corazón empezaron a sonar con un ritmo distinto, el de la canción que tarareaba esa noche y que no dabas con ella. Y sonreías gratuitamente, como para degustar, como si la vida a ti no te hubiera golpeado como lo hace el mar a las rocas en la playa. Tú me descubrías, yo te admiraba… Era una guerra de miradas, en las que un solo abrazo, o tan solo sentir tu mano sobre la mía me hacía volver a la adolescencia.
-¡Bruja!- te dije decidido a todo o quizás resignado a quedarme en tu ‘friendzone’ para siempre. Pero entendiste que ya no era un juego, y desequilibrando esa seguridad que me desconcertaba, arranqué el velo acercándome a ti, poniendo tu mano sobre la mía sin encontrar oposición –tal vez por el desinhibidor Dios Baco-. Te ofrecí no ser tu novio, sino ser el mismo para ti con una sola diferencia: que me dejes quererte. Y desde aquella noche aceptaste el reto, con reciprocidad libre y siempre a tu estilo. Imposible no llegar lejos ni, mucho menos, olvidarse de todo ello, teniendo una alianza en el cielo.
Conclusión:
La navidad no es un regalo bajo el árbol, una postal con buenos deseos en un mensaje improvisado. Navidad eres tú, todos los días, por esa entrega que puedes dar con un simple abrazo, con un te quiero, con perseverancia. Si hay estudios que dicen que a uno le hace más feliz dar regalos que recibirlos, es solo por una razón: la ilusión de hacer feliz a alguien ¿Por qué esperar un solo día en el año para hacerlo si podemos empezar a demostrar que podemos cambiar las cosas durante los otros 364 días, con buena actitud y verdadero amor? Así como los niños, sin malicia, así yo la defino. Por eso, tú eres navidad, y celebro hoy contigo… porque ♫eres demasiado buena para ser real
Hermosos conceptos los que tu tienes, tan parecidos a los míos…que bueno no sentirme sola Pablo hasta en eso…en conceptos, en la forma de ver las cosas y el mundo en general…la vida…