descubrí en ti mis ganas de creer en el amor.
Instinto kamikaze, pues mi corazón ni caso me hace.
Pues aprendí a quererte, sin tenerte,
sin importar que debo conformarme con tu ausencia.

Edgar Pareja – Yo había decidido no creer en el amor, pero ya era demasiado tarde, ya su sonrisa había hecho efecto en mí
Existen momentos en los que nos convertimos en el antónimo de quien solíamos ser. Y nos llega, de pronto, un cambio repentino de pensamiento. «Nunca digas nunca», parece ser la lección que la vida nos enseña tras reconocer que aquello que negábamos es hoy, sin importar quien lo sepa, una magnífica verdad. El amor muchas veces nos pilla desprevenidos, incluso si nos dedicamos a estudiar la situación para no cometer tropiezos. Mientras más natural es, mejor será su avance. Y así, con esa simpleza de los chiquillos, es como ocurren las relaciones. Un empujón, un tropiezo, aquella noche de juegos, confesiones, atrevimientos; y bueno, ya saben cómo ocurre.
Sin embargo, el destino (o cualquier cosa con mayor poder que nosotros) puede confabular en contra de ese naciente cariño. Siendo una prueba enorme el hecho de alimentar este querer sin tener al ser amado. Un amor tácito en su fisiología pero más que palpable en su coraza central: ¿se puede amar a la distancia? –preguntamos en nuestro interior, con miedo y esperanza en un híbrido sentimiento desolador-. Y empiezan a desfilar más preguntas sobre la confianza, y las necesidades que una pareja, las cuales serán respondidas con la sinceridad de un corazón que no se cansa de improvisar con tal de no quedarse sin par.
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¿Cómo confiar, si estando tan lejos podría pasar cualquier cosa? Entonces, conviene dudar por esa persona o por tu propia capacidad de serle fiel. Nos nace pensar siempre que nos lastimarán pero, es evidente, ambos parten con la condición de estar sin la persona que se quiere. La fidelidad parte de nuestra seguridad en nosotros mismos. Los celos solo serán una muestra de debilidad y desconfianza, por una falta de valorarse. Y esto vale incluso para aquellas parejas que están a solo centímetros de cercanía.
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¿Cómo evitar que se apague la ilusión si yo me sé la receta para cuando está a mi lado? Pues, la única forma de saberlo es sorprendiendo y revolucionándonos a nosotros mismos. Tenemos derecho a ser deseados y tocados, como pareja. Pero, hasta incluso el sexo no es solo un acto meramente físico, sino que también juegan en él un rol importante las palabras, lo visual y, sobre todo, los detalles que no se esperan. La ilusión allí no solo es esa lencería ni aquel juego erótico, sino, es esa capacidad de superar el nivel de empatía diaria, sin invadir el espacio de libertad que debe existir por salud mental. Prohibido acosar.
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¿Hasta cuándo podré soportar no tenerle a mi lado? Es inevitable pensarlo, somos frágiles. Sin embargo, si no se puede ver con claridad el panorama, solo toca vivir el día a día hasta poder fijar un objetivo. Y es que, con la sencillez el disfrute es el mejor. La flexibilidad de un amor a distancia es lo mejor, pues permite libertad y deseo al mismo tiempo. Existe esa sensación de pertenencia sin tener si quiera alguna alianza, pues la palabra, como en la antigüedad, es más que suficiente. Siembras confianza y cosechas madurez, algo que solo pocos alcanzarán.
Conclusión
He amado de una manera, incluso, envidiable. Y sí, hasta hoy hay quien desconfía de que haya podido superar tal entrega. Pero es que en una relación así, los pilares de una relación son más fuertes que en cualquier otra, porque son, para mí, la comunicación y la confianza, el pan necesario para soportar besar sin tocar sus labios. Tocar un corazón que está a cientos de kilómetros es un reto que solo pocos pueden vivir, pero que muchos agradecen por la lección. Y, como cualquier lucha de la vida… existen historias que brillen hasta hoy y otras que habrán de terminar para solo ser un bonito recuerdo. Y solo queda pensar…. ♫es que te has convertido en parte de mi alma, ya nada me conforma si no estás tú también. Más allá de tus labios, del sol y las estrellas: contigo a la distancia, amada mía, estoy.
Leí el texto varias veces… me encantó
Muchas gracias, espero tenerte pronto de vuelta. Un abrazo.
Leerte me llena el intelecto y las emociones con una cuota extra de sociego, armonía. Gracias por compartir tu pensar y tu sentir.
Gracias por estas gigantes palabras, leerte es un estímulo que me anima a seguir. Un abrazo a la distancia y que tengas un buen día. Saludos. Pablo