Muchas veces estamos constantemente entorpeciendo nuestro camino hacia el amor. Le vamos poniendo peros a las salidas que nos permitirían salir de la rutina, excusas a los viajes que nos harían descubrirnos y descubrir otras personas. Y, por si fuera poco, vamos metiendo a la zona del amigo a cualquier prospecto de persona ideal que se nos acerca, por miedo a perder: Por miedo a lastimarnos otra vez. Son muchas cosas que debemos ir superando antes de lanzarnos otra vez al mercado sentimental.
Sin embargo, a algunos parece sonreírle esa «suerte», o tienen la certeza de que «el destino» finalmente hizo de las suyas. No se reconocen –al 100%- como autores de su propia dicha, sino que disfrutan como si fuera un regalo de los dioses el haber encontrado a una persona que calce en su totalidad con su forma de ser. Complemento, por casualidad o costumbre. Yo prefiero llamarle «decisión». El verdadero punto de quiebre en nuestra vida sentimental llega cuando, con una persona afín a nuestros gustos y planes de vida, decidimos que esa persona sea la correcta: la definitiva. Está en nosotros querer ganar todas las batallas y rendirnos en algunas de ellas, solo por satisfacción, pues, en el amor, a veces se gana más dejando que el otro gane. Todo depende de la experiencia o el crecimiento, la vida en familia que nos tocó y hasta la propia cultura que nos rodea.
Y, entonces… El amor no mira personajes, ni condiciones ni líneas de tiempo. A este caprichoso solo le interesa ir de par en par hasta instalarse en los más tenaces; como un parásito que pareciera que lo emboba todo pero que, en realidad, se encarga de inyectarnos la cura para la soledad. No importa si nuestro historial se llenó de borrones, o si es que con una persona fue suficiente para descubrir quiénes somos y con quiénes queremos estar. Lo que importa es estar decididos a lograr que esta es la historia que será la definitiva, a creernos que somos realmente el uno para el otro, incluso si más adelante apareciera alguien con mayor nivel de empatía. Mentirnos un poco, o encerrarnos en un pensamiento en nombre del amor: Yo soy para ti, tú eres para mí; el amor siempre estará en las cosas sencillas.

Garcilaso de la Vega – Soneto V – (…) Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma mismo os quiero. Cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero.
Conclusión:
Nunca he creído que en el mundo exista una sola persona para nosotros (tampoco pretendo justificar la poligamia). Lo que sí creo es que nosotros podemos hacer que nos importe solo una persona en el mundo. Que nosotros podemos dirigir esos sentimientos, una vez que estamos listos, hacia un nuevo destino. Que el amor no tiene límites, que el amor es -en parte- algo irremediable, pero también una elección no democrática. Que tal vez nacimos para amar a muchas personas, pero que haremos de una, solo una, la más feliz; y es esa persona la que elevará la apuesta haciéndonos sentir mejor y completos. Que el amor está en nuestra naturaleza, mas no es nuestro, es de dos. Y así, ansioso por amar, puedo decir ♫Yo nací parara amarte con cada latido de mi corazón y sí, nací para cuidarte todos los días de mi vida…
Me encanta como escribes y me gusta esa canción. Gracias por el post. Un abrazo
Muchas gracias por tu comentario y tus visitas! Espero seguir con publicaciones que sean de tu agrado 🙂 Tu blog es muy rico y muy amplio, no me sorprende que crezca tan rápido por aqui 🙂 Un abrazo desde Lima.
Somos muy autoritarios al amar y tiene su encanto la intensidad de brindarnos por completo a esa unica persona aunque luego te des cuenta que en la vida hay muchas unicas personas y uno mismo no puede igualar una a las otras .
PD:Te nominé al premio «The cracking chrispmouse bloggywog award» no preguntes que significa jeje
Entra en este enlace:http://4phoenix.wordpress.com/2014/02/26/mmuarg-blog-recibe-una-segunda-nominacionahora-de-parte-de-the-cracking-chrispmouse-bloggywog-award/
Abrazos de brazos largos
Es que no salimos de nosotros mismos ni si quiera al amar, pero ya llegará el momento en el que, por experiencia o plug-and-play simplemente terminaremos comprendiendo que amar es de a dos. Un abrazo para ti y nuevamente gracias por la nominación.