cuando pides que te dejen solo(a) para llorar bajo la lluvia,
cuando ese -tu lugar favorito- ya no tiene el efecto de antes.
El cambio es inminente aunque no sabes por dónde empezar.
Muchas veces cuando terminamos una relación lo que queda de nosotros es un cúmulo de retazos difíciles de reensamblar. Lo que antes parecía llenarnos hoy es cuestionado por esa soledad que todo lo trastoca. Existe una presencia tácita, curiosamente más fuerte que cuando la presencia era palpable, una presencia con sabor a ausencia, una inmortalidad en pensamientos y un sufrimiento por querer retroceder el tiempo. El adiós que nos deja interrogantes, sobre un mundo que es un pañuelo, sobre nuestros verdaderos sueños y si estamos yendo por el camino correcto. Salir de nuevo o encerrarnos en nuestro propio ostracismo, vivir con las culpas o simplemente con las responsabilidades. El miedo, el error, el cambio.
Y llegan los que nos quieren, los que al menos tienen una idea clara de nuestra ubicación, los que se reinventaron o los que simplemente parecen tener un radar más fino. Y nos llevan a su lógica, y nos hacen ver que ‘así sucede’, que no es tan malo, que tiene solución. Llegan esas frases clichés, llegan las llamadas de atención, llegan los consejos y una supuesta determinación. Pero todo eso que viene también se va si no sale de nosotros el más mínimo interés en atraparlo, en hacerlo nuestro. Reconstruirse tiene que ver, en primera instancia, con uno mismo. El reconocerse, hacer el inventario de lo que tenemos antes de escribir la nueva hoja de ruta. No negarnos a ninguna posibilidad, excepto la depresión. La reconstrucción seguirá con pasos pequeños, con nuevas cosas que tengan que ver con el YO, pues más que egoísmo, es balance.
Y sí, habrá recaídas: así como solemos sentir que ‘Nadie Nos Entiende’, también llega esa situación del ‘No entiendo a Nadie’, la soledad será virulenta, la nostalgia será venenosa. Las redes sociales serán una tortura mientras que esa caja en donde guardas sus regalos será una tentación. Porque después del amor no habrá nadie mejor que quien dejamos ir. Y podremos tenerlo todo sin tenerle, podremos llegar más lejos y reír más fuerte, celebrando esos nuestros primeros pasos. Podremos omitir poco a poco ese fantasma que quedará, sí, quedará, solo para invocarlo en un futuro de ser necesario.

No me entiendo. Estoy bien, me río y me divierto, pero en el fondo siento un vacío que no desaparece aunque esté riendo a carcajadas.
Conclusión
Tal vez los apasionados tengamos una debilidad, ni que decir de los que lo entregamos todo y salimos sin nada. Pero si vivimos con la desolación o con la falsa esperanza, no lograremos realmente avanzar, solo seguir en un círculo asfixiante. El miedo a hacer lo distinto es lo que generalmente nos hace perdernos de grandes maravillas, el simple hecho de permitirnos algo para nosotros mismos. Hacer ese «Porque yo lo valgo», ya sea en un viaje, un curso, o hasta ir de compras. Que no perdamos nuestra esencia, que lo prohibido no sea un pero y que podamos decir ♫y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño
Perfecto! Seamos como sintamos ser siempre sin importar reglas o no reglas!sin importar entender o que nadie nos entiendan, en primera medida busquemos defendernos a nosotros mismos. ; )
Quse decir: en primera medida busquemos entendernos a nosotros mismos 🙂