No sé si sea correcto acercarme o si debo conformarme con verte a lo lejos,
si todo lo que te ofrecí fue muy poco, si todo lo que hicimos fue demasiado,
Y pese a que me echaste, aquí tienes mi nombre en tu buzón…
Teníamos algo que nos unía, esa química que ilusionaba a cualquiera que nos veía juntos. Teníamos complicidad, una historia prohibida y mucho interés, aunque siempre te negabas a reconocerlo. Teníamos mucho por entregar, tus sueños y mi vida entera, tu pasión y mis pinceladas de sonrisas inolvidables. Teníamos eso que dicen los grandes: motivos para darnos el sí. Teníamos mis promesas y tus quizás, teníamos los pretextos y las consecuencias inefables. Teníamos todo pero no podíamos tenernos.
Esa lejanía que impusiste cuando los miedos e inseguridades tomaron posesión de tu corazón, esa desconfianza repentina y la punición que era tu silencio hicieron que tuviera que seguir con mi vida, llenándola como supusiste, entre viajes y nuevos personajes. Y mientras, a lo lejos, sostenía aún entre mis dedos el cálido recuerdo de las caricias que pude darte. Aquellos bailes, aquellos juegos. La ilusión de encontrarte en cualquier parte, de no renunciar a ti como me lo solicitaste. Y es que en la vida, que es un instante, es imposible dejar ir así de fácil a quienes realmente nos hicieron encontrar un hogar, el calor y el empuje para soñar. Porque tal vez tú estés con quien ames y yo no me ahogue en soledad, pero en tus pensamientos, lo sé, aún queda esa maldita pregunta sin respuesta ¿cómo estás?
Atrevido, así siempre fui, y me manejé con esa libertad que te incluía y te necesitaba. El mayor de los atrevimientos fue entrar a tus pensamientos, con la necedad que solo los abuelos pueden entender, esa de las historias románticas de antaño, del que la lucha y no se rinde aunque tenga todo en contra, la del que camina con firmeza aunque no tenga oportunidades; con la única bandera de una sonrisa, con el recuerdo de un aroma y una carta, o un simple mensaje. Y fue con esa misma necedad que, aunque la situación no me es favorable, aquí me tienes, en tu buzón. Un pedacito de mí a la espera de un poquito de ti. Y no te imaginas cuanta ilusión hay en cada pregunta por ti, cuanto he aprendido y cuanto me alegraré de saber que tú también. Porque aunque fue muy poco lo que vivimos, fue bien vivido.
Conclusión
El pasado y el presente pueden cruzarse, no es algo ajeno a nosotros sino cuestión de ver al cielo: una persona que significó deja recuerdos como estrellas hay en el cielo, cuya luz es del pasado que puede brillar en el presente. Y así, alguien que nos regaló su tiempo quedará en nosotros con interrogantes, con suspiros al aire, con canciones y temores. Cuando esta persona decida acercarse, incluso a través de una mala noticia, podremos guardarle con esa sonrisa y decirle, hacia ese cielo que nos hace igual a todos: ♫algo va a quedar adentro tuyo siempre, algo que yo te dejé alguna vez…
De que manera se puede llegar a identificar una persona con estas letras.
¡Gracias por compartir!
Esperemos que de muchas maneras, porque no hay nada más terrible que la sensación de sentir que nadie nos entiende.
¡Gracias por leer!
Empezando y contagiando la semana enamorado!!! Bien ahí!!! 🙂
Inevitablemente nos haces pensar en alguien!!!
Esperemos que ‘alguien’ también piense en nosotros 🙂 Eso sería un gran lunes. Un abrazo.
Definitivamente este post no hace pensar en «alguien» y es seguro que ese «alguien» también (de algún modo o en algún momento) piensa en nosotros. Me gusto la canción, nunca la había escuchado.
Que curioso ver como muchas personas sienten lo mismo. Ojala esos «alguien» también lean esto 🙂 Un abrazo.
Sencillamente me encanto!!
Gracias por tu visita y tu comentario 🙂
Hermoso.
🙂