Cansado del yo primero y tú después,
sé que está en mis manos hacer algo…
Cada parte de mí elige ir corriendo hacia ti
y hacerte saber que eres mi libertad y mi fuerza,
que no merece la pena hacer esperar a un amor así.
Parece que no terminamos de aprender, que lo inesperado nos pone en una encrucijada llevándonos a un debate interno sobre si merece la pena arriesgarse o no. Esto no es nuevo, lo llevamos casi en los genes cada vez que algo amenaza con sacarnos de nuestra zona de confort. Pensamos: ¿Dejar ir y empezar algo nuevo, o esperar? Qué se necesita para modificar nuestra libertad y compartir lo mejor –y lo peor, incluso– de nosotros. Improvisar en un mundo parametrizado al cual ya estamos acostumbrados, y volar con ruta compartida pese a que nuestra independencia es nuestro mayor tesoro. Entonces, ¿esta cercanía está mal?
A veces llegamos al momento de elegir si apostamos por esa relación que no tiene nada seguro (y eso la hace emocionante) o si debemos dar un paso al costado y renunciar a cualquier posibilidad de riesgo, bajo pena de arrepentimiento por el resto de nuestros días. Pensar en pros y contras ayuda, pensar mucho no. Dejarse llevar nos brinda la oportunidad de conocer más, pero ir en piloto automático solo nos estrellará contra una montaña. Los peros nos invaden, la necesidad oculta los derrumba; contradicciones entre la cabeza y el corazón. ¿Por qué parece ser tan difícil cada vez que alguien se acerca así?
Si una sonrisa nos abre las puertas, si una caricia nos hace flotar y un beso en la mejilla nos puede paralizar. Si todas esas cosas son simples muestras de afecto y todas esas sensaciones nos permiten dejar de lado nuestras armaduras para empezar una nueva experiencia; entonces, pase lo que pase, toda esta apuesta nos tendría que dejar algo positivo. ¿Y, cómo saberlo? En realidad, cuando hacemos algo con el corazón sincero, el único padecimiento será el camino hasta la entrega. Que mande la curiosidad, el deseo, el erotismo o la ilusión, cualquiera sea el nombre, si es bueno para el alma, valdrá la pena.

Pablo Neruda – Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
Conclusión
Tenemos situaciones en las que demoramos en reaccionar, nos quedamos en shock, inconscientes de la realidad y aquellos instantes de entrega fugaz. Habrá miedo, habrá posibilidad al error, habrá riesgo. Pero si hay cariño, entonces habrá garantía suficiente para entregarse, a la par, en sincronía, al amar. Y que sea pronto que reconozcamos nuestra situación sin barreras, y que si esa persona te pregunta puedas decirle: ♫Si me das a elegir me quedo contigo. Porque me he enamorado y te quiero ¡te quiero! Solo deseo estar a tu lado, soñar con tus ojos… Besarte los labios…
«Sólo se que nada se»,.pero lo que sí sé es que me hiciste sentir muchas emociones con tú entrada, que me sacaste sonrrisas y varios suserios al leerte…hermoso!
Me dedicare a recolectar cada suspiro robado 🙂 y le pondré nombres. Un abrazo Damaris 🙂
«..cuando hacemos algo con el corazón sincero, el único padecimiento será el camino hasta la entrega. Que mande la curiosidad, el deseo, el erotismo o la ilusión, cualquiera sea el nombre, si es bueno para el alma, valdrá la pena.»¡ Genial ! Eres un sabio!! Me gusta!! Y me gustas tu !! Un beso…
Para empezar mi día (siendo las 6:30 am en Lima) debo confesar que ya me hiciste feliz. Un abrazo y gracias por tu comentario y el cariño puesto en él. Gracias 🙂 !!!!
Como siempre me emociona. » si me dan a elegir me quedo contigo» …. Me quedo con eso.
Tremenda canción, la versión original no me gusta tanto como la de Manu Chao, llena de fuerza, como cuando uno quiere de verdad. Un abrazo.
Que lindo! me gusto mucho tu blog lleno de amor. Abrazos!
Muchas gracias, vuelve cuando gustes 😉
¡Más abrazos!