Te pareció oír su voz nombrándote,
como si fuera un fantasma volviendo a ti
recordándote, reclamándote, buscándote,
lejos de cualquier realidad, lejos del amor…
como una alucinación en el desierto de la soledad.

Julio Cortázar – «Porque, sin buscarte te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos»
Cada cierto tiempo, algo que creemos guardado reaparece con una estela de sensaciones contradictorias. La memoria de quien pudo ser y no fue guarda siempre muchas preguntas sin respuestas que calan en nuestro subconsciente y se transforman en un cuestionario interminable hasta que podamos aclararnos. Una tortura que no discrimina, ni edades ni situaciones actuales: cuando te pilla, te alcanza y te devora. ¿Qué nos hace mirar hacia atrás con tal devoción? ¿De qué está hecho el pasado que parece polvo de estrellas esparcido en nuestros sentidos?
Será ese afán, perfeccionista y terco, el que nos empuja a retomar el libro en su capítulo intenso para ver si, de alguna manera, podemos matizar su final. O tal vez el déjà vu, causado por una situación ajena, reflejo de una imaginación que no se rinde, y que nos toma por sorpresa, inermes ante la nostalgia avasallante. Cualquiera sea el empuje, el resultado es un corazón salpicado de puntos suspensivos. ¿Quién no extrañó más de lo debido? Y, a pesar de las fórmulas para olvidar y las recetas de la abuela para dejar ir, todos sabemos que eso finalmente es una decisión que se cultiva a diario. La magia de un amor se quedará como sabio recuerdo de lo que pudimos ser y lo que queremos lograr ser.
Uno más, como ninguno. Aquí empieza el ‘porque yo lo valgo’. La parte poco comprensible de un alma que intenta ser humilde. El equilibrio para quienes entregaron todo y quedaron exhaustos en el mencionado desierto. Y ese podría ser el punto débil: toparse con quien nos entiende. El big bang de nuestro cíclico universo interno y de todo lo que estamos hechos. Si sentimos que nadie nos entiende es que a lo mejor no hemos alcanzado ese nuevo punto de partida, donde alguien como Caronte nos guíe a través de nuestros propios infiernos.

Liniers – Cosas que, a lo mejor, le pasaron a Picasso: Voy a tener que acostumbrarme a que no me entiendan.
Conclusión
Pablo es un nombre muy común, tanto así que no me sorprende escucharlo en la calle, voltear, y saber que no me llamaban a mí. Tampoco tener sucesores ni predecesores que lleven ese mismo nombre, en cualquier historia de cualquier aspecto en mi vida. Dicho esto, existirán personas que llegarán a nuestra vida y sus nombres nos marcarán como se marca al ganado y guardaremos la esperanza, ególatra pero válida, de querer ser los únicos, o quizás los distintos, para esa persona a la que le dimos todo. Así, en la distancia, reconocer con gratitud que ♫te cruzaste por mi vida, no lo pude evitar y aunque solo fue de paso temo que aún te siento en mí. Te busqué en todas mis marcas, te encontré pero ya no estabas…
«. La magia de un amor se quedará como sabio recuerdo de lo que pudimos ser y lo que queremos lograr ser….Son muy exactas las palabras, tristes y muy bonitas y con el paso del tiempo ese recuerdo sabio se convierte en lo que te ilumina y calienta tu corazon. Gracias. Por la profundidad de tus observaciones ya puedes competir con todos » Los Bucay»s y Paulo»s Coelho»s.., los especialistas en las cosas amorosas…Un beso.
Eres muy generosa con ese comentario, nuevamente me alegras el día. Un fuerte abrazo! 🙂
«¿Quién no extrañó más de lo debido?» Levanto la mano y asiento con la cabeza.
A veces me pasa (por suerte no tan seguido como antes) pero me di cuenta que no extraño lo que pasó sino lo que yo pensaba que podría haber pasado. También, todavía, me pasa que escucho su nombre y algo raro me recorre el cuerpo. Y ahí es cuando viene mi querido Neruda y me recuerda que «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», y lo entiendo, sé que no somos los mismos que yo extraño. Y lo acepto.
Qué decirte!? me tenés el hermoso don de la reflexión y de las palabras, un placer leerte
Un beso!
Muchas gracias por pasarte por aquí y por tu confesión sincera. Nos pasa a todos, parece que en la parte final del amor, este no discrimina y nos trata a todos igual. Solo que unos caemos con más rapidez que otros. Un beso para ti también, buen fin de semana 🙂