Liniers – Con un poco de suerte estamos 30,000 ó 35,000 días en este planeta. Y de esos… ¿cuántos van a ser realmente importantes? ¿o inolvidables? ¿cincuenta? ¿cien? ¿doscientos? Ejem. Ojalá este sea uno.

Hay quienes critican a los que van entregando su cariño como si se tratara de repartir el periódico del día, sin mirar en ellos la esperanza que guardan ni respetar aquella búsqueda inagotable por tener finalmente a esa pareja de ensueños. Hay quienes solo ven lo malo de las caídas y no lo que implica el volver a ponerse de pie. Esa lucha constante por ser mejor y depurarse para sí mismo y para aquella persona que nos espera en algún lugar de este planeta. Hay quienes no logran entender y se encierran, hay quienes le encontraron y no necesitan más. Están los que no saben para qué y solo siguen sus instintos, y otros que preferirían no saber nunca nada porque bajaron los brazos ante los golpes de un primer amor. Nunca sabremos si hoy será ese día distinto, ¿por qué no creer?

Estefanía Mitre – «Mereces un amor que te quiera despeinada, con todo y las razones que te levantan de prisa, con todo y los demonios que no te dejan dormir. Mereces un amor que te haga sentir segura, que pueda comerse al mundo si camina de tu mano, que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel. Mereces un amor que quiera bailar contigo, que visite el paraíso cada vez que te mira a los ojos, y que no se aburra nunca de leer tus expresiones. Mereces un amor que te escuche cuando cantas, que te apoyo en tus ridículos, que respete que eres libre, que te acompañe en tu vuelo, que no le asuste caer. Mereces un amor que se lleve las mentiras, que te traiga la ilusión, el café y las poesías.»

Podrán desfilar las más bellas personas, con cualidades únicas y quizás hasta con todo lo necesario para compartir junto con ellas el resto de nuestros días. Probablemente no sea complicado adaptarse y dar un salto de página, viviendo la aventura de tener el corazón entretenido con una ilusión, por lo menos, natural. Habremos saciado aquella sed de entrega por momentos, esa necesidad que por más que intentamos calmar no pudimos conseguir apagarla. Pero tercos, insistimos una vez más, en un incesante entrar y salir del mercado sentimental. Y sin importar que hoy se confundan las palabras de cariño con facilidad, nuestros corazones saben que no nos cansaremos hasta encontrar a esa persona que nos quiera con la medida exacta (es decir, inconmensurablemente). No se trata de jugar con los demás cuando desde un principio has sido claro, se trata de arriesgarse a subir a la cima junto con quien en su momento parecía la persona correcta; quien por cierto, rompe excusas y deja los peros para el diccionario. La que va con un paso adelante y sorprende, porque nosotros para ella también somos así. Bendita sincronía, ¡te esperé tanto!

Porque es muy distinto guardar un tiempo para reconstruirse a encerrarse una soledad ensordecedora. Si por una persona vamos a recorrer el mundo hasta encontrarle, vamos a tener que tener lista siempre esa maleta para el viaje, la disposición para probar nuevos sabores y bailes, y, sobre todo, tener bien abierto el corazón para recibir y aprender a distinguir a ciegas a quien será por siempre la correcta. Una adaptación de nosotros y una de ella, un sueño compartido entre juegos y una ilusión que no termina de elaborarse. No es una película esta vez y no fue en vano todo lo anterior. Aceptemos entonces este camino sin saber cuándo ni dónde he de llegar la protagonista, sin darle por su puesto la responsabilidad de nuestra felicidad. De nosotros solos depende encontrar plenitud en compañía, no dejes de intentarlo hasta entenderlo bien.

Antoine de Saint-Exupéry – Le Petit Prince – Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó.

Conclusión

Al final a esa persona especial a la que esperábamos no le demandamos tantas cosas como al principio esperábamos, quizás fuimos muy exigentes. Pero para poder aprender a veces hay que equivocarse. Sin importar cuántos a nuestro alrededor ya hayan encontrado a su ‘ideal’, esta carrera no se trata de velocidad, sino del éxito en la elección. En estos tiempos en lo que nada está hecho para durar mucho tiempo, lo difícil es hacerse reciclable. Mientras tanto, vale la pena soñar que sí es verdad: ♫Claro que tú estarás ahí, yo acurrucado en ti. Te contaría este sueño. Cuando quieras vamos