Piensas en hacer algo que nunca te hayas atrevido,
que tal vez esta sea tu última oportunidad para amar.
El amor es así, tiene matices de aventura e incertidumbre,
con vértigo y sensación de repentina inmortalidad.

Estefanía Mitre – «Tengo planes para el amor de mi vida. Amaneceres, parques, películas que ver, vino tinto, café, canciones por bailar, poemas y cartas por mandar. Tengo planes para el amor de mi vida, aunque después no funcione… aunque al final termine improvisando»
Vamos por la vida planificando todo, como si pudiéramos controlar y calcular cualquier tipo de variable exógena capaz de alterar nuestros planes. Intentamos tener lo necesario como para que todo salga bien, incluso en el amor. Olvidándonos que cuando se quiere a alguien, también es necesario el improvisar, saber que los planes que hayamos tenido se pueden venir abajo y tener que empezar de nuevo. El amor está esencialmente en lo sencillo, en las palabras y los gestos, en la expresión no verbal. El amor puede ser tácito, pero que bien se siente poder expresarse sin miedos. Es poder decirle «te quiero» a una persona y repetírselo para que cada vez que lo escuché sienta como si fuera la primera vez que se lo dijeran. El amor no se trata de detalles estrambóticos ni carísimos, sino que está presente cuando demostramos que podemos poner el hombro en cualquier momento. Es impredecible, por eso es atractivo. Y cuando parece que lo hemos entendido, nos reta a descifrarlo nuevamente.
El amor es una montaña rusa que te revuelve todo y te deja como un tonto. Pese a ello, fieles al castigo, volveremos a subir. Entonces avanzamos, entre pendientes y giros, y no importa nada, la adrenalina lo es todo. El temor está implícito, pero el amor es para los arriesgados. Esa sensación de que algo podría salir mal no detendrá el avance. Y es que no hay mayor prueba de amor que el desprendimiento y la entrega sin esperar nada a cambio, la magia de los momentos íntimos transformados en mensajes para la historia. Creer que todo un universo les contempla no es de egocentristas, es solo un efecto óptico tras este delirio. Del amor no hay nadie que se haya escapado, solo algunos que no lo entendieron y confundieron todo. Pero el problema no es de los personajes, es de las emociones y sus interpretaciones. Solo son algunos los que logran interiorizar sus sentimientos y curar sus heridas desde adentro para volver a empezar. ¿Por qué no son todos?

Edwin Vergara – «Le conocí después de tantas decepciones, en el momento más inesperado, fue ahí cuando me di cuenta que mi torpe corazón jamás aprendería.»
Entonces, me pregunto qué más tengo que pasar para llegar hasta esa persona. Cuánto más debo aprender, cuánto más debo viajar. Si es que debo tener los ojos bien abiertos o si quizás solo debo bajar las barreras. Me pregunto si ya está a mi lado o si debo luchar para que lo esté. Y en momentos de soledad, me pregunto si debo dejar ir para darle espacio a quien tenga que llegar, si debo seguir alimentando fantasías en un mundo que rompe los sueños. Si estoy listo para esa persona, si acaso debo estarlo. Es tan impredecible el amor, ese que nace con una sonrisa, que puedo verlo venir como ilusiones ópticas que son solo eso, ilusiones. Y no hay quien se salve, solo aquellos que pueden vivir sin darle chances a sus emociones. ¿Dónde estás? Esa es la pregunta. Aunque yo no sé bien si estoy en el lugar correcto…

Mario Benedetti – Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler… que pase lo que tenga que pasar.
Conclusión
Cuando más pasan los años y el desamor te hace entender que hay mucho por aprender, también llega de alguna manera la ansiedad. Ansiedad de querer y de sentir, ganas de entregar y apostarlo todo, una vez más. Les sensaciones extremas que te deja el amor son adictivas, y nos hacen sentir que somos capaces de superarnos a nosotros mismos. Cuántas veces quisimos decir lo que no pudimos y confundimos a personas con aquellos que son capaces de hacernos sentir más de lo que nosotros creemos que somos. Aunque sepamos que el amor no se planifica, a estas alturas de la soledad, cuánto me gustaría poder decir…♫te amo más de lo que tú jamás sabrás.
Me encanta!!! Y es exactamente como lo describes. Por mucho que descarrilemos de esa montaña rusa nos curamos y volvemos a subirnos a pesar de ese miedo, que curiosamente desaparece cuando nos subimos.
Así es, tenemos entradas ilimitadas y tal parece que nos gastaremos todas. 🙂 Un abrazo, gracias por comentar.
😀 wow eso también es amar la vida, porque tu sabes que la vida al final es Sentir…excelente entrada, sabes Pablo, con tus palabras motivas a subirse o buscar esa montaña rusa de vida…de amor y todo lo que ello contenga aun cuando venga llena también de malos momentos, los cuales deben ser cortos momentos que realcen los buenos, complemento, no anulación…Amo definitivamente como escribes…ese escritor tiene un corazón y una mente revolucionaria! Se parece a mi! Feliz Día! Un abrazoootee muuy fuerteee!
Muchas gracias!
¡Qué cierta la cita de Benedetti! Siempre he creído que lo mejor llega de sorpresa, que no se planifica y que todo pasa porque tiene que pasar y cuando debe hacerlo.
Saludos 🙂
https://confesionesydesvarios.wordpress.com/2016/03/14/te-elijo-entre-doce/
Ese es el momento adecuado, nosotros no podemos elegirlo 🙂 solo reconocerlo. Un abrazo y gracias por pasarte.
Me encantó! … Después de tiempo que visito tu página. Que continúe los éxitos para ti. Un abrazo a la distancia.
Gracias Daniela, un fuerte abrazo 🙂