No te voy a llenar de promesas que no podré cumplir,
ni te inventaré excusas para tapar mis errores.
Solo te ofrezco quien soy y todo lo que quiero ser,
porque contigo quiero construir siempre el día de hoy.

Mientras que algunos planifican el amor, hay otros que aprendimos la lección y decidimos sentirlo como es: espontáneo, revolucionario, mágico, peligroso inclusive, pero a su vez, inmortal. Es paradójico, los amores que sobreviven a los años son los que lucharon por construir el día a día, entendiendo que es muy distinto tener objetivos en común de una vida juntos a imponer plazos y ser inflexible ante la problemática que surge durante la convivencia. Lo que importa del mañana es que despertaremos con esa persona al lado, lo que importa del ayer es que terminamos el día con una lección. Pero el «hoy» es todo lo que tenemos, ahora es cuando podemos demostrar que somos más que esos problemas y todas esas frustraciones que nos quedaron al derrumbarse nuestros planes. Hoy es para demostrar que podemos amar como en el primer día. Nada puede tumbarse al amor de verdad, aquel libre de «peros» y condiciones, ni si quiera la distancia. La entrega no se mide ni se compara, solo debe agradecerse.

Edwin Vergara – «Quiero alguien que en vez de excusas tenga ganas, alguien que esté dispuesto a agotar los abrazos siempre en mí, alguien con quien a besos saciar estas ganas de amor del alma»

No entiendo a la gente que vive arrepintiéndose de lo que hizo, como si el amor no fuera una relación win-to-win. Como si no fueran capaces de tomar los errores y convertirlos en lecciones. ¿Por qué bajan los brazos tan pronto? ¿Por qué no aprenden aún a negociar en el amor? Negociar la paz, negociar los espacios, el crecimiento propio sin oponerse al ajeno. No entiendo cómo es que pueden vivir culpándose, ni como, al final de todo, terminan lo que era perfecto bajo cualquier pretexto. El pasado está para dejarnos una idea de lo que hicimos, de lo que somos capaces de hacer, pero jamás para vivir encerrados en él. La madurez emocional llega cuando aprendimos a dejar ir nuestro pasado, aquel que nos marcó para bien o para mal. Por muy hermoso que haya sido, o incluso doloroso, tenemos el ahora por delante y este nos demanda estar en él. Nadie está listo, solo se trata de arriesgarse a andar, arriesgarse así a amar.

Oscar Wilde – «Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro»

Tampoco entiendo a los que viven cuadriculadamente, entre esquemas que pueden resultar pero que, si se rompen, los dejan en medio de una fuerte crisis. No digo que la vida en pareja deba ser improvisada siempre, pues hay que tener claro lo que se quiere construir en pareja. Sin embargo, lo importante no es únicamente la meta ni las expectativas que se tienen, sino recorrer el camino hacia ella día a día. La vida es un misterio y lo sabemos, desde pequeños que inventamos la mayoría de nuestros sueños. Y es maravilloso contemplar la vida al lado de esa persona que logró entendernos. Quizá nunca llegue a ser la pareja que soñamos con tener alguna vez, pero lucha por serlo y eso tiene más valor que cualquier experiencia fugaz. ¿Por qué negarnos la oportunidad de disfrutar del camino? Qué de malo tiene si estamos a su lado, cediendo y obteniendo, creciendo mutuamente. Estar lejos de donde soñamos también puede ser un paraíso, si estamos los dos.

Liniers – Dejarse llevar por el… misterio.

Conclusión

No debemos jugar con el tiempo, ni enfrascarnos en el pasado ni parametrizar el futuro. A lo mejor deberíamos de invertir nuestras ganas en el presente, ese es el que vale. Porque cada día es una oportunidad para aprender a querer, a sentir como el otro. Este facilismo con el que ahora tenemos y dejamos las cosas, producto del consumismo, ha convertido las relaciones de pareja en descartables, restándole la importancia que tiene empatizar y saber conducirnos por la vida acompañados. Ojalá pudiésemos descontaminarnos para retornar a la incertidumbre del ahora, y a disfrutar de esas pequeñas cosas que construyen el camino de dos que apuestan, el uno por el otro. Y entonces, al principio del amor habrá que reconocer que ♫no sé dónde vamos a parar, eso ya la piel nos lo dirá. ¿Para qué jurar y prometer algo que no está en nuestro poder? Yo no sé lo que es eterno, no me pidas algo que es del tiempo…