Lo más triste no es ver cómo te alejas,
es aceptar que no seré más el autor de tus sonrisas.
Entender que es mejor ser un espectador de tu andar
mientras trazo mi propio camino, distante y ajeno.
Lo más triste es saber que no acaba allí,
que, aunque el reloj diga que ya fue suficiente,
el sentimiento es imperecedero.
En las postrimerías del amor, usualmente solemos quedarnos con el dolor de un final muchas veces incomprensible y hasta exagerado. Nadie parece comprender ni explicar cómo es que aquellas promesas de eternidad y fidelidad pueden llegar un final injusto y dramático. Nadie nos entiende, eso creemos, e intentamos refugiarnos en una soledad que en ese momento tampoco colabora con la labor de empezar una relación con nosotros mismos. Al final del amor es difícil encontrar la paz, más aún cuando dejamos todo en esa relación que se distorsionó. Y solo quedan preguntas sin respuestas, y un camino para seguir, tan largo como seamos capaces de distinguir. Pues el sufrimiento es, incluso, hasta una elección llena de lecciones.

Mariani Sierra – «Esto de olvidar es asunto serio. Es cambiar rutina, es adaptarse, es desprenderse, es cambiar de piel, es tragarse palabras, es morir y renacer. Es pasar la página a regañadientes, es ponerle punto final a fuerza… es estrujar la historia y arrancarle las lecciones. Es un déjà vu continuo.»
Entonces, esa palabra llamada «olvido» comienza repetirse en nuestro vocabulario, como si fuera a ocurrir con solo desearla. Vamos preguntando a cuantos se nos acercan si existe una fórmula mágica para borrar lo vivido, aunque sea la parte dolorosa. Y gastamos lágrimas entre libros y hasta en el despecho, cuando la receta para superarlo no está en los demás ni tampoco en el encierro, sino en salir a buscarse a sí mismo en nuevos caminos. El amor no se acaba con un adiós, solo se limita a no expresarse. ¿Qué tal si lo transformamos en aquella promesa que fue originalmente? Hacerle feliz, con o sin nosotros. ¿Será tan difícil? ¿Estaremos listos?
Si vamos por la vida como conformistas, aceptando lo que nos toca renunciando a cualquier oportunidad de cambio. Si aquellos que estuvieron alentándonos se cansaron de nosotros y ahora maldecimos la soledad por ser injusta. ¿Estaremos haciendo bien las cosas? El cambio puede ser influido por lo exógeno, sí, pero siempre partirá desde nosotros mismos. El final del amor no significa dejar de amar, se refiere más bien a la transformación del amor, a nuestra aceptación con humildad y sabiduría, sobre todo con madurez, de un camino distinto, o quizás parecido, pero ya no el mismo. No fueron los miedos los que nos han vencido, no se trata de una derrota si quiera. Es la última lección del amor: dejar ir.

Edwin Vergara – «Sí… es cierto que ya poco te recuerdo, que pasan días en los que ni por equivocación pienso en ti, que de vez en cuando; veo los lugares donde vivimos tantos buenos momentos y ya no me da nostalgia, que ahora si alguien me pregunta por ti, me es igual… pero a pesar de todo eso, aún le tengo miedo al encontrarte algún día por la calle.»
Conclusión
La inminente despedida, la aceptación de un final que abre paso a una nueva etapa. El miedo no es no volverle a ver sino tener que vernos a nosotros mismos. Cuando una relación acaba, solo los que aprendieron a estar solos pueden reponerse con prontitud, el resto parece ahogarse. No te preocupes, todos aprendemos. Aunque a veces, en las noches nos embargue el recuerdo y la soledad parezca ser enemiga, y nos vuelva la sensación de que ♫ sólo quedan las ganas de llorar al ver que nuestro amor se aleja. Frente a Frente, bajamos la mirada pues ya no queda nada de qué hablar… nada.
Sí, sigamos amando o no, el aprendizaje de todo esto es en verdad saber estar con nosotros mismos, aprender a disfrutarnos es soledad, observarnos, amarnos, luego ya será un decisión tonada el querer compartir con alguien nuevamente.Un saludo muy especial Pablo, un gran Abrazo 😉 como siempre, encantada de leerte .
Gracias por comentar 🙂
La canción..» bomba»…besos a mi buen chico.
ay chica mala, ¡ay!
Gran entrada.
Cabe anotar que el dolor y frustración que deja la separación también es causado por las relaciones donde vemos a la otra persona como un todo de la relación y no como un complemento que enriquece el amor propio.
Me uno con tu frase…
muchas gracias, concuerdo con tu anotación, esa en la que dejamos de aparecer en esa totalidad tan dañina de las relaciones. Un abrazo.
duro ,muy duro pero al final es el curso habitual de la vida
Pasa, es inevitable, y aunque cueste, superable. Un abrazo.
Que bonito!!!!!!!!!! LLoro :O aqui te dejo mi blog si te quieres pasar https://sketchvcm.wordpress.com/
Allí voy. Muchas gracias por comentar. Un abrazo desde Lima
Gracias a ti por responder!!! Un abrazo desde una colombiana en tierras españolas!
Pues como dicen en tierras colombianas, a la orden! Buenas noches por allí!
Jajajaja lo mismo digo!! un besitoo!! y buenas tardes por alli!