Junto con la brutalidad que arrastra y destruye en su incontenible avance
aparecen también los que hacen algo más que dar órdenes y quejarse.
Cuando una sola fuerza parece insuficiente llegan los que nadie les entiende,
los que se desprenden de su suerte voluntariamente y se entregan por amor real.
Allá van, unos contra otros, midiendo sus fuerzas, piedra versus puño.

Liniers – Esto todavía no pasó. Un día el prejuicio agarró sus cosas y se fue de la ciudad. Todos se miraron sin maldad. Y muchos se hicieron amigos ese día… Y ni si quiera era el día del amigo.
A veces vamos por la vida sin darnos cuenta de la importancia de nuestras decisiones. Desperdiciando, en la indiferencia, la oportunidad de hacer algo distinto, algo que no solo nos haga crecer, sino que también enseñe a crecer a los demás. Casi pareciera que vivimos programados para repetir las cosas, manipulados por los medios, redes sociales y hasta blogs, que, como este, apenas muestran información con las que tenemos que reflexionar y decidir si nos aporta. Naturalmente, en un contexto de dolor, solemos reaccionar como supervivientes. Y cuando existe ignorancia, la solidaridad pareciera disminuir mientras que el egoísmo desborda y destruye, golpeando sin piedad. ¿Para qué jactarse de ser los mejores si pudiendo demostrarlo con humildad, solo nos conformamos con decir mucho y no hacer nada?

Eduardo Galeano – Culto no es aquel que lee más libros. Culto es aquel que es capaz de escuchar al otro.
En el amor, como en todos los escenarios de nuestra vida, podremos sentirnos desolados y atacados por el dolor y la tristeza. Perder no es fácil de procesar, y no es cuestión solo de orgullo, sino también de fortaleza. Cuando más necesitamos ayuda en la más profunda desolación: ¿merece la pena buscar culpables o dictar órdenes o repartir «frases clichés»? ¿Si no sabemos ponernos en lugar de otra persona, cómo se supone que podremos asistirla realmente? Quizás, principalmente, la escucha y el acompañamiento sean claves para llegar, de manera efectiva, a resolver las necesidades. Así como planificar, recuperar y finalmente levantarse. Todas son acciones importantes. Pero, ¿quién se dedica hoy en día a desprenderse voluntariamente de sus comodidades? ¿Cómo ir en un desierto llevando agua sin poder beberla? Tal vez los locos puedan, aquellos que sientan el llamado y no vacilan en ir. Esos que nadie entiende por qué lo hacen y que no creen en un cielo, lo construyen aquí con el poder de la sonrisa.
Y frente al desastre siempre habrá esperanza. Como un espejismo, casi irreal o imposible. No caigamos en la trampa de ver con negatividad aquello que llega, aunque sea mínimo. Después de todo, no somos solo plantas a las que con agua garanticemos vida. Un abrazo sincero puede ser un gran estímulo. Y si estamos en posición de dar, y no sabemos cómo empezar, por lo menos hagamos que esos enajenados no se sientan tan ajenos, que su lucha no se olvide y que no manchen sus intenciones con intereses y dudas. ¿Quién puede curar hoy el alma? No repitamos errores, seamos originales y hagamos una sola fuerza, una que nos haga sentir amor real. Ese que está en las personas, personas de verdad.
En la lucha, en cada entrega, cada paso hacia la aventura. En los anónimos que sienten el llamado, en la sonrisa, en la mirada que te busca, en una sola acción. En todo lo que implica dar sin esperar algo a cambio. Allí está el amor. No lo menosprecies, no lo ignores. Arriésgate y escucha con todos tus sentidos… ♫Porque esta piedra está viva, late un corazón bajo este lomo plateado. Siento el intenso llamado –¡waqay!– interno, tu voz de viento he escuchado. Por eso Mamacha Simona, apu, patrona protectora danos tu bendición. Danos la fuerza, el temple y coraje para poder seguir con nuestra función.
*Huaico: Del quechua wayq’u. (masculino) En Perú: Masa enorme de lodo y peñas que las lluvias torrenciales desprenden de las alturas de los Andes y que, al caer en los ríos, ocasionan su desbordamiento. (fuente: RAE)
—
En marzo de 2017, en Perú, miles de personas lo han perdido todo a causa de huaicos que, por no prevenir ni seguir normas de seguridad o tener un plan adecuado, toda la nación lo ha pagado caro. Políticos intoxicados de corrupción y una población sometida a la ignorancia y al egoísmo, hacen una naturaleza tan agreste como el relieve andino, dejando así un panorama desalentador para algunos mientras que, aquellos voluntarios que luchan contra las piedras y el lodo, creen que algún día podremos hacer las cosas bien.
Fuerza, siempre luchar! Porque estemos todos bien, que bella entrada Pablo, un abrazo.
Muchas gracias Damaris, un abrazo enorme
Me siento muy reflexivo con tus palabras mi buen amigo, fuerza en nuestra voluntad y bondad en el corazón de nuestros líderes, mientras luchemos
Muchas gracias Juan, un fuerte abrazo a la distancia!