Alejandra Pizarnik – Ven a mí, ahora que nadie nos ve

Si tuviera que pedirle un deseo al genio de la lámpara, no le pediría corregir mis errores ni mis aciertos hasta ahora. Tampoco le pediría recuperar algo que he perdido, ni nada superficial como lo sería el obtener la vida eterna o todo el dinero del mundo. A mí me bastaría con vivir, aunque sea, un breve tiempo a tu lado y descubrir que era cierto eso de que tú me aportarías la esperanza suficiente para soñar, para convertirme luego en alguien capaz de hacerte eterna. Si tuviera que elegir un solo deseo, te traería a mí por el tiempo que tú elijas, porque sería incapaz de obligarte, pues me gustas en libertad. E incluso, en tu libertad, distante o ajena, sin importarme las reglas, me basta con solo una mirada para estar en paz, pues, después de todo, he descubierto que en lo imposible también se encuentra la máxima entrega.

Liniers – A veces parece que te vas a caer…

Si es tu forma de hablar la que me hipnotiza o esa mirada que encierra tantos misterios. Si es tu sinceridad la que me atrapa o tu incansable curiosidad por descubrir todo lo que soy capaz de hacer por ti. Si es tu sonrisa la que me hace sentir vivo o tu sensualidad, la que descubrí por casualidad, la causante de tanta locura. Si es lo prohibido de lo nuestro o lo inevitable de permanecer siempre juntos, sin importar las horas ni los lugares. Si es porque eres parecida a mí o si son nuestras diferencias las que más me encantan pues me llevas a aprender contigo. Hago todas estas preguntas sin esperar una respuesta, sólo con el afán de resaltar que estoy perdiendo la cabeza y que no la quiero recuperar más.

Eres todo lo que me gusta en una mujer, te lo digo sin haber terminado de conocerte. No temo arriesgarme porque lo que sigue lo descubriré a tu lado, así lo decidimos. Yo espero ser para ti lo que necesites en este momento, sin etiqueta alguna, excepto la de nuestra complicidad. Eres, hasta hoy, la persona que más atención me ha puesto, en tiempos en donde realmente necesitaba eso: ser escuchado. Y tal disposición tuya hizo que te aprecie por quien eres y no por otra razón. Todo este cariño es sincero porque ambos nos entregamos así, sin querer, brindando todo voluntariamente. Y cuando no estás, solo me queda imaginarte, aunque sea peligroso hacerte omnipresente. No importa, tú haces que todo valga la pena.

Julio Cortázar – Tengo tu foto; no para acordarme de ti cuando la miro, sino para mirarla cuando me acuerdo de ti.

No quiero sonar a mediocre, pero me conformo con verte sonreír diariamente. Incluso si no soy el autor exclusivo de tu alegría. No quiero sonar a prematuro, pero empiezo a sentir que los dos buscamos, el uno en el otro, lo que nadie más puede entender. Y no nos interesa, porque así hemos encontrado la fórmula para no sentirnos solos. Finalmente, aunque no quiero sonar a cualquier otro con palabras mejores, solo quiero que sepas que ♫ a mí me gustan como tú: valientes y obstinadas. Con música muy celestial, las nubes en tus pies, misteriosas como el mar. Y el sonido de tu voz, la luz de tu mirada. Elegante, tan sensual, vampira natural. Te vuelves una con la noche…